lunes, 6 de noviembre de 2017

Aulis Aarnio, LA TESIS DE LA ÚNICA RESPUESTA CORRECTA Y EL PRINCIPIO REGULATIVO DEL RAZONAMIENTO JURÍDICO.


Aarnio, Aulis, La tesis de la única respuesta correcta y el principio regulativo del razonamiento jurídico, Doxa, núm. 8, 1990 p. 27, disponible en http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/10797/1/Doxa8_01.pdf

Sobre las reglas básicas de la racionabilidad y la tesis de la única respuesta correcta.

Los ciudadanos tienen el derecho básico y la necesidad de la certeza jurídica, es decir, esperan la protección jurídica de sus autoridades, que se evite la arbitrariedad y que las decisiones tomadas por ellos sean las correctas. A través de la justificación, la motivación y la argumentación, el juez promueve la credibilidad en la que descansa la confianza que los ciudadanos tienen de él. La arbitrariedad o voluntarismo del juzgador deben de estar alejadas de la actividad argumentativa, justificativa o de motivación de la sentencia. Aulis Aarnio considera que el juez está obligado a dar una respuesta a los casos planteados, para ello tendrá que interpretar y elegir sólo una entre las posibles respuestas que le ofrece el ordenamiento jurídico. De igual manera, considera que no existe una única respuesta correcta, lo que existen son respuestas justificadas, aceptadas y razonables.
Bajo esta tesitura y el análisis a la luz de la tesis en comento llegamos a vislumbrar el problema de Aarnio el considera que no puede haber respuestas correctas en el razonamiento jurídico, ya que el concepto de una única respuesta correcta es ambiguo. Al menos hay dos versiones diferentes de esta noción:
VERSIÓN FUERTE: Existe una respuesta correcta pero esta esta implícita, pero esta puede ser detectada.
VERSIÓN DÉBIL: Puede existir una y solo una respuesta correcta, sin embargo esta no puede ser detectada. Como ejemplo tenemos las llamadas lagunas legales.

En lo que sigue intentaré argumentar en favor de una respuesta negativa: no puede haber respuestas correctas en el razonamiento jurídico (tesis ontológica). Por consiguiente, tales respuestas tampoco pueden ser detectadas (tesis epistemológica y metodológica). De la «naturaleza» misma de la ambigüedad semántica se desprende que hay que abandonar tanto la versión fuerte como la débil.

El núcleo de la propuesta de Aarnio consta de los siguientes conceptos: Principios y reglas básicas de racionabilidad, reglas de la carga de la prueba, conceptos de coherencia –respecto de las fuentes- y aceptabilidad –respecto a fuentes, elementos metodológicos y evaluaciones-, en lugar de verdad y, las ideas de consenso y audiencia o auditorio.

En la formación de la teoría de la argumentación de Aarnio, la coherencia de la interpretación acontece en el contexto de un todo que dota de significado. Además, la interpretación y la corrección siempre son relativas a un auditorio y a su vez con la de consenso. Lograr el consenso de un auditorio exige argumentación racional desarrollada en un marco fijo que viene expresada en una forma de vida (en el sentido de Wittgenstein), y que requiere también el empleo de la persuasión.

En suma, Aarnio habla de coherencia y no de verdad y controvierte a Ross porque niega que las normas, derechos y obligaciones signifiquen o se remitan a hechos y a Dworkin, por cuanto sostiene la existencia de una única solución correcta.

La propuesta de Aarnio pretende pues, salvar la racionalidad de la interpretación jurídica recurriendo a la noción de aceptabilidad, lo que no implica la existencia de una teoría predictiva ni de una teoría de la verdad de la interpretación, sino simplemente una sustitución de la idea de verdad por una idea de aceptabilidad relativa a valores sociales dominantes.

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